sábado, 13 de noviembre de 2010

ITINERARIO POR LA SIERRA DE ARACENA. 13.11.2010



Bueno, la tercera ruta de este curso senderil salió ayer con matrícula de honor. Matrícula a todos los miembros que asistieron, que son los que dan la personalidad y magnífico ambiente a las rutas y matrícula al itinerario recorrido, que tras arduas negociaciones con “Reyes manda”, la noche antes de la salida, hubo de ser modificado a prisa y corriendo, porque aunque Reyes manda y mucho, luego se queda en casa y no viene. Decir que esta vez estaba justificada su ausencia por los tristes acontecimientos vividos por parte del grupo los días previos a la salida.
Pues en éstas estábamos cuando salíamos sobre las 10:45 de Fuenteheridos en dirección al Talenque. Bueno, la romería de buscadores de setas: padres, niños, abuelos y perritos incluidos, nos pasaron cual calle Sierpes en la Sierra de Aracena, gentes por los caminos, por las fincas valladas, setas volteadas, pisadas y un sin fin más de desaguisados tras pasar tamaña muchedumbre por una sierra tan bella como ésta. Pasado el Talenque y tomado el desvío para subir a la sierra que queríamos descubrir, desapareció el gentío y la paz serranil se hizo con nosotros. Fue el momento en que este narrador, canasta micológica en mano y bajo la amenaza de dejarla por esos campos de dios si no se llenaba, cuando los dueños de la misma, mis queridísimos compañeros Lidia y Pablo, con su inmensa sabiduría en estos temas y me consta que también en muchísimos otros, pues comenzaron su ardua tarea de enseñarme qué setas y dónde habían de ser recogidas. Bueno la experiencia de mi primer níscalo (lactarius deliciosus), localizado y recogido in situ, fue de las que no se olvidan. El Migué con su mini canasta y su basta experiencia en setas, pensó que no éramos rivales para él, si, si, no salía de su asombro al ver cómo nuestra gigantesca canasta se iba cubriendo con los sabrosísimos ejemplares que recogíamos aquí y allá. De repente y cerca de lo más alto de la sierra, aparecieron las primeras gallipiernas (macrolepiota procera), enormes, bellas, finísimas en aspecto y aún más en el paladar, de las cuales había para recoger un camión. Por lo que la cesta se llenó en un santiamén y ahora el problema era cargarla durante los veinte kilómetros que nos quedaban de ruta y ahí se vio cuán generosos son los amigos y amigas de verdad, Mónica infatigable porteadora de canastas llenas de setas, Rocío la recién aparecida de nuevo con su gracejo habitual, Encarna de infinitas cualidades, mi inseparable y mejor amigo y compañero de rutas montañeras Patxi, y todos y todas los-as que se hicieron innumerables fotos con esa canasta a rebosar de níscalos y gallipiernas para presumir con quien corresponda. Gracias a todos y todas por haber portado siquiera algunos segundos mi magnífica canasta setera. Pablo voy a tener que comprarte la cesta o tú regalármela, esa canasta está ya inmortalizada en este inmortal blog.
Bien y además, pues nos jartamos de andar, porque estábamos aún bastante lejos de nuestros vehículos, los cuales tenían que llevarnos de regreso a nuestros hogares. Así que sin más dilaciones, después del almuerzo en un lugar idílico y bellísimo, desde el que divisamos todo el norte de la provincia de Huelva y parte de Extremadura, comenzamos la fuerte bajada hasta Valdelarco, y cómo no, estos falsos llanos tenían que poner un puntito extra de esfuerzo, por lo que no nos valía la llegada fácil y rápida a este último y bello pueblo, no, teníamos como siempre que andar rodeando la montaña, buscar la guapísima ermita de Valdelarco, rodear el pueblo de nuevo, enlazar con el tradicional camino de Galaroza a Valdelarco y llegar al pueblo de nuestra queridísima “Reyes manda”, donde algunas componentes del grupo, más sensatas que los demás, prefirieron quedarse a que las recogiésemos. Pues nada, nos quedaban aún seis kilometritos, que según el cartel anunciador de la AMA estimaba en dos horas y que estos falsos llanos, no podían ser menos, realizamos en una sola hora y con la noche a cuestas en su trayecto final.
Ruta completísima por las experiencias vividas, relaciones humanas establecidas, charlas intensas sucedidas y algunos kilómetros de más andados, veintisiete fueron en total, cuando el portador del gps pensaba iban a ser veintidós, ¿por qué será que siempre me equivoco en más y no en menos? Es una duda que mis sufridos compañeros-as no logran dilucidar aún, cualquier día les doy una pista.
La llegada ya sabéis, lo de siempre, buena tertulia recuperando sales minerales a base de malta fermentada con lúpulo y esta vez también con la ingesta de alimentos sólidos. Pedir disculpas a Mónica, pues al no haber hecho el reparto de setas antes de las cervecitas, pues ya se sabe, al final adiós, adiós y de las setas nada de nada.
Felicitar a nuestra entrañable y querida Antoñita que no se quiso perder la ruta y que sufrió igual que todo el mundo sin rechistar, a Joaquín para que no se pierda ninguna de nuestras formidables rutas, a Marisa que hacía qué se yo el tiempo que no nos deleitaba con su presencia, ar Migué que se comportó sin protestar demasiado y al resto de los no nombrados, no por su menor valía, en absoluto, sino por no convertir este blog en una sucesión de saludos cuál programa radiofónico. Así que sea la última vez que saludamos a tanta y tanta buena gente.
La próxima será a nuestra queridísima Grazalema, ya sabéis, rocas y más rocas calizas para pisar durante todo un larguísimo día.
Salud y falsos llanos.

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