Para celebrar la entrada al nuevo año mi amigo Paco y yo, no eran las nueve de la mañana cuando subíamos al coche las bicis y dirección al inicio de la ruta del corredor verde del Guadiamar. No era nuestra intención bajar por dicha ruta llana y sencilla, no, sino subir hacia el norte por la ruta de las Coladas. Precioso y soleado día el que teníamos por delante, teniendo en cuenta los días de perro que habíamos dejado atrás, así que a pedalear y sudar un poco que hacía bastante fresco. Al llegar al punto más al norte y enlazar con la colada de los camellos, tuvimos ocasión de darnos cuenta perfectamente del por qué de su nombre. Numerosos toboganes cual jorobas, hicieron nuestras delicias con las vertiginosas bajadas, pero penosas subidas durante un buen rato. Pasado este tramo enlazamos con la carretera secundaria que va desde Azanalcóllar a Castillo de las Guardas, recientemente asfaltada y dirección sur, es decir cuesta abajo, os podéis figurar la gozada de bajadas interminables a velocidades prohibidas en un paraje precioso y poco conocido. Cerca de Aznalcóllar, nos desviamos hacia la izquierda en busca del paso del río Fraile. El camino aquí se tornó embarrado con numerosos charcos que hizo que nuestras bicis muy limpitas hasta este momento comenzaran a ponerse de barro y agua hasta los piñones. Una vez visualizado el paso del río, al llevar éste excesivo caudal, nos hizo desviarnos por otra ruta alternativa, la que pasa al lado de la balsa de aguas color esmeralda, que por supuesto fue convenientemente fotografiada. Llegada feliz al coche y pa casa a comer.
Ruta muy movidita y disfrutona para los que nos gustan las bajadas frenéticas, como al Migué y al Pepe, y que ya repetiremos en cualquier otra ocasión.
Feliz año a todos y todas los Falsos Llanos a los que tengo que ir localizando ya y quedar para la siguiente rutita senderista.
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