sábado, 26 de marzo de 2011

PUERTO LAS VIÑAS AL SALAMADRE - 26.03.2011





Pues sí, ya era hora de que nos volviésemos a ver cuatro estupendos-as compañeros-as que hicimos juntos-as nuestros primeros pinitos en esto del senderismo, y ha sido hoy cuando a las 9.00 horas salíamos dirección a la sierra de Líbar, que este año estamos visitando muy frecuentemente. Tenía yo todavía clavada la espinita de no haber podido subir al Salamadre el pasado 19 de Febrero, cuando nos cayó toda el agua del mundo y no veíamos ni tres en un burro. Pues bien, hoy nos hemos merendao al Salamadre de un bocao, bocao que alguna hoy me hubiera dao a mí por llevarla al agotamiento, a pesar de haberme advertido previamente que no andaba bien de forma. Conchi hija, perdona pero en la montaña no tengo “jartura” como me dicen mi mujer y mis amigos de toda la vida. Pos bueno, eran las 11:30 horas cuando salíamos de Villaluenga del Rosario, que por cierto estaba metida de llena en la feria del queso (los payoyos), dirección a los llanos del Republicano y de allí subiendo por el puerto del correo, hasta la mitad del mismo, momento en que nos desviamos a la derecha para cogerle el viento al Salamadre. Esta zona es un pequeño paraíso, bonito, bien cuidado y poco transitado, ojalá se conserve así por los siglos de los siglos. Inma, Mª Ló y Adolfo disfrutando del paseo al igual que el que les escribe, nos bebíamos el paisaje, el aire y las bebidas que también llevábamos y nuestra Conchi pues eso, a disfrutar, pero “a ver si a éste le entran ganas de volverse que parece que es la primera vez que sale al campo”. Llegamos a la base de nuestro pico y parriba que el tiempo se nos echaba encima. Al poco hicimos la paradita de rigor para comer en serio y debemos destacar las fabulosas croquetas de nueces de Mª Ló y los exquisitos filetes de Inma, que nos metieron de nuevo fuego en cuerpo para continuar hasta nuestra deseada cima. Las vistas increíbles y pabajo que eran las cinco de la tarde y la noche seguro que nos pillaba. Pues eso, la noche nos pilló bajando al Republicano y con las linternas puestas, como es ya costumbre este curso, terminamos como bien pudimos el itinerario hasta los coches.
Día inolvidable para todos por algún que otro motivo, como por ejemplo por las ganas de matar al guía por la paliza inhumana que nos ha dado, por los paisajes vistos, por las infinitas charlas para recuperar el tiempo que hacía que no nos veíamos, por las promesas de vernos más a menudo, por los manjares consumidos o por el día tan fantástico vivido hasta el último minuto aprovechable del mismo.
Gracias compañeras por aguantarme en la montaña, por vuestra entrañable compañía y por acabar el día siempre con una sonrisa en la cara. Habéis conseguido de pleno derecho el consideraros como auténticas falsas llanas y ahora a descansar y no dejar de andar para aliviar las famosas agujetas (algún antiinflamatorio también viene bien).

SALUD Y FALSOS LLANOS.

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