sábado, 25 de junio de 2016

GREDOS: SUBIDA AL CABEZA NEVADA - 25.06.2016




Bueno, este año al igual que el pasado, hemos vuelto a Gredos por Junio en lugar de a finales de Septiembre como era habitual…Así que después de haber cenado convenientemente a base de solomillo avileño y algunos caldos tintos de la Ribera del Duero y algún que otro sitio, pues nos levantamos muy tempranito y no eran las 9:00 horas, cuando los tragos largos Patxi, Miguel, Antonio y el que escribe, el pobre Maxi se ha quedado este año con la miel en los mismísimos labios, pero no te preocupes Maxi, que hay más días que ollas, pues aparcaban el vehículo en un pedazo de aparcamiento que se han mercado los lugareños de Navalperal de Tormes, dispuesto en varias terrazas y con la temperatura ya a esas horas más alta de lo adecuada. Pues palante, por la orilla de la Garganta de Gredos al principio y al nada separarnos de ella para enfilar la Garganta del Pinar. Nuestra meta de hoy el Cabeza Nevada (2426 m), desde donde pensábamos disfrutar de unas vistas maravillosas de nuestro circo de Gredos tantas veces hollado. Sendero bonito y cómodo al principio, siguiendo la ya muy concurrida ruta de las Cinco Lagunas, pero nosotros no, nosotros casi al momento de enfilar dicha ruta, nos desviamos hacia la izquierda para coger desde el principio la cordada toa entera que nos llevaría a nuestro piquito en cuestión. Así que aunque temprano, a sudar tocaban que el sol comenzaba a hacer daño incluso en estas cumbres tan alejadas del sur. Nada, nada, a seguir y a subir y a subir y a seguir que teníamos todo el día enterito pa jartarnos… Paradita de rigor para la primera frutita del día, la sudoración era ya intensa y estábamos empezando, pero las ganas eran inmensas y las fuerzas casi intactas y encima viendo de manera continua nuestro piquito como referencia y como temor, pues veíamos que para acceder a la cumbre la pendiente se hacía casi imposible, y eso que lo veíamos desde bastante lejos…
Bueno, pues a seguir parribatoduntirón hasta dar con un respirito en un llano idílico donde una lagunilla, la del Cervunal, y un refugio del mismo nombre, precioso por fuera con su forma cilíndrica y no bastante estropeado por dentro. Hasta aquí ruta dura pero soportable, a partir de aquí, ruta cabrona por la falta de sendero, la enorme pendiente y el terreno barrancoso y muy, muy pedregoso. Pero pa eso están los famosos Tragos Largos, para hacer de la dificultad un aliciente y un reto, así na más llegaron los dos más atrasados, a seguir por el barranquillo de una escorrentía, a partir de aquí el gps se suele guardar y dejarnos guiar por nuestra intuición, mirando por doquier hasta localizar la subida más cómoda, que no sé por qué nunca es la más cómoda, pero una vez metidos en faena, pues a subir y subir, a jadear y respirar pa no palmar, que me esperéis que tengo que comer un bocado, que siguen palante mis estupendos compañeros de fatiga, que me paro y por supuesto como y bebo algo, que ya me conozco de sobras, que poco a poco los voy cazando, que dos se van palante to tieso, que otros dos nos desviamos por una grieta gigante e infernalmente inclinada, que vamos cogiendo altura a lo bestia, que nos asfixiamos y a parar más a menudo, que casi contactamos con los otros dos, que al vernos echaron literalmente el hígado por tal de llegar los primeros, que por fin encumbramos el maldito y maravilloso Cabeza nevada o Mogote del Cervunal como lo bautiza también el IGN.



Bueno describir esta maravilla es estropearla, así que el que la quiera disfrutar que se ponga las botas y una mochila y la disfrute en persona, pues el tener todo el circo de Gredos frente de ti, el comenzar a ver todos los picos, cordadas y barbaridades varias que hemos hecho otros años, el embelesarte con ese perfil perfecto de alta montaña de este Gredos majestuoso, pues nada, que nos sentamos desfallecidos a comer y beber para recuperar. Increíble la temperatura tan altísima que estábamos soportando en la misma cumbre, sol pleno, ausencia de aire, sudada inmensa incluso parados, así que sin disfrutar plenamente el refrigerio como tantas veces, pues mogollón de fotos de nuestras hermosas crestas e ir pensando en la bajada que nos esperaba, que a estas alturas no estaba nada, nada clara. Aquí sí volvimos a hacer uso de nuestros gps, llevábamos track de seguridad, habíamos estudiados los mapas, pero estas cumbres rocosas siempre te reservan alguna sorpresa, así que sin demorarnos más comenzamos la bajada hacia las Cinco Lagunas y su garganta, la cual seguiríamos para la vuelta. Al principio bien, fuerte bajada por terreno de rocas sueltas y mucha inclinación, el de siempre como una cabra topabajo sin hacer caso del track, que por supuesto se sale del mismo, que déjalo, que a ver si lo enlazamos, que ya sabemos que eso al final no es posible pues había que haber seguido hacia el sur un poquito más antes de perder tanta altura y haber localizado un grieta gigante que nos serviría de referencia en la bajada y tal y como nos indicaba tanto el track como el mapa que habíamos estudiado y en el que aparecía un camino de unión entre las dos gargantas. Bueno, una vez alcanzado al desertor, y ahora qué, que por la izquierda parece que se puede pero no se ve hasta que no bajemos, que por la derecha parece que también pero lo mismo. Así que el Migué se fue por la izquierda a investigar y el resto más sensatos por la derecha pues la bajada parecía menos inclinada. Por supuesto que el Migué no volvió, pero afortunadamente localizó, mira tú por donde, la bajada que deberíamos haber realizado. El resto pabajo más o menos cómodamente, las fuerzas ya flaqueaban, tanto por la durísima subida, como por la durísima bajada, como por la tensión de no saber lo que nos esperaba más abajo, ni pensar en volver a subir, así que pensamientos positivos, a perder altura gradualmente, el Antoñito a despegarse de nosotros, a seguir bajando y bajando y comenzar por fin a dilucidar que la bajada sería exitosa y a calmarnos mental y físicamente. Por fin llegada a la orilla de la laguna Bajera o primera de las cinco, a quitarnos las botas y darnos el más refrescante baño de pies de la temporada. Sin querer habíamos descubierto una ruta de bajada bastante más cómoda que la propuesta en los mapas, en los track que llevábamos y la que hizo el Migué. El líquido estaba ya casi en las últimas, así que a levantarnos pues el camino de vuelta era aún muy, muy largo pero muy, muy bonito y alpino. A seguir disfrutando de nuestra grandiosa ruta de hoy, llevábamos ya siete horas de marcha y nos quedaban casi cinco de bajada para llegar a nuestro vehículo. Al principio, después de la Bajera, ahora en dirección norte, la bajada es fuerte y muy interesante, posteriormente, la bajada se hace más fácil pero larga, larga e interminable. El cansancio acumulado en forma de sudadas intensas y caló asquerosa, incluso bajando no parábamos de sudar, pues hizo que no disfrutáramos convenientemente de parajes tan inigualables, el líquido estaba ya en las últimas. Un nuevo refugio, el Chozo de la Barranca, también circular, nos dio un momento de sombra y distracción por parte de unas cabritas montesas que, sin vergüenza, te quitaban el pan de las manos. Última lata de líquido al cuerpo y a seguir y seguir y ahora distanciarnos el Antonio y yo por delante y como autómatas llegar al pontón que cruza la garganta del Pinar un pelín antes de desembocar en la garganta de Gredos. Aquí de nuevo con los pies en remojo esperar a nuestros compañeros bastante tiempo, la boca seca y estropajosa y un río de agua limpia y fresquita en nuestros pies, pero que no nos atrevíamos a beber para evitar las consecuencias en días posteriores. Reunión general, regalo precioso del Migué en forma de lata de refresco que aún le quedaba??? y a seguir que ya quedaba poco pero que te recordaba las películas del desierto cuando aunque te quede casi nada para llegar, la sed, qué mala es, pues nos hizo que se alargase de manera artificial más de lo que nos quedaba en realidad.
Bueno, bien está lo que bien acaba y al poco, de nuevo duchaditos y fresquitos en la preciosa casita de Tormellas, que tan amablemente nos ceden Patxi, su hermano Jose y su familia, pues a reponernos con más solomillos avileños, más cervecitas previas, más vinillos de un sitio y de otro y a perder la noción del tiempo, no por el vinillo sino por la deshidratación soportada durante el día, pero felices y contentos esperando la llegada de nuestra próxima rutita en la Gredos castigadora, pero montañera como ninguna.


Sin más y hasta la próxima:

SALUD Y FALSOS LLANOS.

2 comentarios:

  1. Un saludo.
    Había visto esta entrada, pero no dejé mi huella. Este otoño, precisamente, hemos estado nosotros por el Almanzor... y que os voy a contar. A mi me apasiona Gredos... pequeñita, pero muy Alpina. Salud.

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  2. Efectivamente, Gredos son palabras mayores. Te recomiendo la cresta del circo de Gredos en ambos sentidos. Nosotros la hemos hecho en dos excursiones distintas. Fuerte y gloriosa. Muchas gracias por tus comentarios. Tengo algo dejado el blog. A ver si consigo tiempo. Salud.

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